jueves, 15 de mayo de 2014

Feria del Libro de Sevilla, 2014

Un año más se celebra la Feria del Libro de Sevilla, del 22 de mayo al 1 de junio.

Creo que fue hace unos tres años cuando, en la Plaza Nueva de Sevilla, leía mi relato (no recuerdo el título, trataba de un tal Manheb...), con motivo de un certamen literario. Es curioso. No recuerdo su título, pero sí recuerdo aquella profecía, el presentimiento infalible, las palabras de una profesora, una persona a la que debo tanto: Tengo una corazonada.

Este año vuelvo a la Feria del Libro, en la que participar es siempre un regalo, también una esperanza. Supongo que este mundo, el de la literatura, ahora, ahora sobre todo, es el tesoro de los artesanos, de los guardianes y de los maestros: los que la crean, los que la protegen, los que la enseñan, y sin estos, sin estos últimos en especial, nos iríamos a pique, a pique de verdad, aquellos que vivimos por y para ella. Y creer (porque al menos quiero creerlo) que en parte, remota acaso, pero en parte, puedo ser de esos juglares, esos maestros o artesanos, hace que, aunque insatisfecha, impotente, incapaz de más, tenga la conciencia tranquila (qué digo, menos intranquila). 

He tenido la suerte, el honor, he tenido la realidad onírica (no sé ya cómo llamarlo), aunque también la indecencia (porque qué bien lo hubiera hecho otro, Julio Cortázar, qué bien) de traducir del francés una introducción de Yasmina Khadra a una edición del libro-disco basado en Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda, interpretado por Ángel Corpa, y de asistir a la presentación el viernes 23 de mayo en la Plaza Nueva, de 13'00 a 14'00. 

Yasmina Khadra nació en Argelia y reside ahora en Francia, con una vida, una biografía de todo menos común, de todo menos aburrida o fácil, y que, tal y como he hablado hoy con otra persona a la que debo más de lo que tal vez pueda llegar a decirse, o a escribirse, me recuerda al mismo Albert Camus - escritor argelino, hijo de colonos franceses, que tampoco pudo luchar contra la corriente del río Sena y que, como muchos otros, allí acabó, en su orilla, en París. Casualmente este verano leí un libro de Khadra, Lo que el día debe a la noche, un magnífico libro, con una reciente adaptación cinematográfica, que relata la vida de Younes, desde su infancia, el dolor, el amor, la vida durante la revuelta argelina. 

Ya solo queda invitar a estos lectores, no muchos, pero lectores, que visiten la Feria del Libro de Sevilla, que acojan a un libro, que no lo abandonen, que lo cuiden, que lo lean, que lean, que sepan, que piensen. 

He llegado a pensar que si llego a encontrarme, en alguna ocasión, por alguna razón, perdonad la cacofonía, con Yasmina Khadra, tal vez (tal vez, no, lo más probable), tal vez se me olvide de repente hablar en francés.

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