domingo, 24 de noviembre de 2019

Retornos

Volver a este blog es oír de la boca de lo sabios Te arrepentirás por haber publicado tan joven, tan joven, esos primeros poemas, quod scriptum scriptum est etc etc y academia; pero ahora, con la certeza diaria de la muerte y saber del arbitrio y del absurdo de una vida, qué importa, qué importa nada y en cambio es hermoso saber del modo en que uno cambia y en cambio se es siempre, inevitablemente, un cuerpo, un límite de carne. 
Por eso el blog y la nostalgia leve y la aceptación del tiempo - how we are nohing and the sea eats away the land we stand on - no importa no importa, sólo un cariño inocente por la inocencia y por lo sido, y es bueno y es bello. 
Escribo como escribo en mi cuaderno, como siempre he hecho, con mis pausas y mis cambios de soporte - automatismo normalmente ejecutado, a mano, en otro de los volúmenes que, una vez llenos, voy colocando, cerrados, sobre un estante, que escribo esporádicamente, sin voluntad de forma, por necesidad, antojo, pasatiempo, inicialmente como mero ejercicio literario, aunque hace tiempo que dejó de serlo, y qué lector, si hay alguno: hola, gracias por leer, te siento hoy aquí en este instante mientras escribo (transcribo). 

En el blog hablaba tanto de París, de literatura y arte, de las "personas" que habitaban o constituían el mundo literario o artístico, pero qué otro mundo, de qué mundo hablaba, sino de este y ahora escribo desde París acerca del no-París y de la vida en sí, de la tierra y la sal. Hoy hace sol y frío y este cielo y esta piedra clara tan diferente a otras piedras. Escucho música minimalista - In girum imus nocte et consumimur igni - la yuxtaposición de las campanas de Saint-Julien le Pauvre, las voces de los turistas, el apartamento vecino, en que alguien ensaya la misma pieza para piano desde hace tres horas y en tanto alguien llora llora y grita y no lo entiendo, un niño, un enfermo, este sol sobre el papel, reflejo de Max Richter On the Nature of Daylight, esta piedra blanca o los tejados de pizarra y musgo a veces y la nostalgia terrible - es otro tiempo, el cuarto tiempo, la violencia del presente inmóvil, espacio geográfico para la sutil artesanía del pasado. Por ejemplo: hoy pienso en la nieve, en el mar contra las rocas y alguien que camina junto a mí, los huesos de una catedral en ruinas en el borde de los acantilados, la nieve sobre la arena confundida con la espuma. Por ejemplo: ese otro mar, aún más al norte, el vuelo de las gaviotas y un olor a algas, y un castillo al borde de otro acantilado, café con canela en la mañana y la memoria de otras manos que también dejaron de ser, que tampoco están ahora. O los campos verdes desde el tren, o los campos blancos cubiertos de la helada o el rocío. Los ladrillos rojos, las tejas, el río - sutura de juncos que cruza las calles - St. Dunstan's o esa otra catedral o poetas de piedra o de bronce en mitad del pueblo. Te recuerdo, Daniel, a través del bosque, o simplemente tendido en mi cama, leyendo, mientras yo trabajo, el escuchar el escuchar simplemente, recuerdas, aquella vez junto a las rosas porque el día era hermoso e intentamos estudiar fuera y la guitarra sobre la hierba, recuerdas. O aquella noche trágica, cruzar las calles, corriendo, en la noche y el frío, llorar y tú siempre siempre aparecías, aparecías al final, recuerdas, el autobús nocturno, el vaho contra el cristal en la ventana.  Ahora Iván, también estás allí,  junto al río y en la lluvia, te siento y pienso en las decisiones que he tomado, en lo irrevocable, en lo inasible del tiempo y una pena física temblando en algún lugar del pecho, en algún lugar no sabemos cuál exactamente no sabemos dónde, al mismo tiempo una alegría de vivir de estar de ser y a veces la soledad a veces, pero sois y he vivido al menos, en algún momento he sido con vosotros y agradezco las horas a pesar de estas horas y.


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