Mostrando entradas con la etiqueta poesía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta poesía. Mostrar todas las entradas

sábado, 25 de abril de 2015

Why does someone have to die? - Fotografía 2

En un diálogo de Las horas, Leonard pregunta: Why does someone have to die? (...) In your book, you said someone had to die. Virginia Woolf responde: Someone has to die in order that the rest of us should value life more.

En mi memoria corta - no por mala memoria sino por vida novata - habían muerto hacía poco Virginia Woolf, Sylvia Plath, Aurora Bernárdez (aunque por razones bien distintas a las de las dos primeras, que no murieron sino que se mataron, y se mataron porque podían, porque ya lo habían hecho antes en sus libros. En La señora Dalloway y en su poesía: "Dying/ is an art, like everything else./ I do it exceptionally well." S. Plath.)

Matar a Carol. Matar a Carol hubiera sido injusto. Hubiera supuesto casi otra derrota. ¿Pero quién más apropiado que ella para guardar la verosimilitud de la trama, para la historia intacta y el lector satisfecho de su predicción, e intuición literaria y Oráculo de Delfos? Tradicionalmente se ha dicho - y así lo dicta el oficio, el proceso de elaboración - que el escritor va unos pasos por delante del lector, guarda distancias. Pero yo no quisiera tachar al lector de inocente ni promover la vanagloria del escritor cuando la mitad, no menos, del volumen de la tinta que derrama es fruto de la liquidez misma de la tinta, del azar y el tiempo. Esto no excluye la meticulosa labor artesanal, no implica que el escritor no vaya unos pasos por delante del lector, ni que al lector se le tache de idiota, de animalillo engañado. Esto solo implica que a veces ambos caminan juntos, y tropiezan en la misma calle, les cala la misma lluvia, se sorprenden con la muerte de otro alguien que no es Carol.

Entonces tuve que matar a ese otro alguien. Entonces adiós oráculo, adiós a los pasos por delante. No se trata del lector cómplice de Cortázar, sino del escritor víctima. No maté a Carol, maté a otro alguien. No cabe hablar de inocencia ni de culpabilidad. Y, ¿qué más da contarlo? Seguramente en ese lado, en ese otro lado, el que lee esto no lea en vida a Carol, ni sus nimiedades, ni a ese otro alguien que ha de morir. Pero en este otro lado... En este otro lado...

 "This side of the truth
 you may not see, my son,
king of your blue eyes
in the blinding country of youth,
that all is undone,
under the unminding skies,
of innocence and guilt
before you move to make
one gesture of the heart of head,
is gathered and spilt
into the winding dark
 like the dust of the dead."
(...) Dylan Thomas




Licencia de Creative Commons
Álbum de letras by María Domínguez del Castillo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en demelvilleadickens.blogspot.com

lunes, 27 de enero de 2014

Víspera del Gozo - Pedro Salinas


Víspera del Gozo, Pedro Salinas, primera obra en prosa (1926). Todos los textos navegan en torno a esa idea de la 'víspera del gozo': Las grandes expectativas, aquellas esperanzas, que se derrumban y dejan un sabor amargo en la boca cuando llegan, cuando la imaginación fue más bella recreada que la verdad misma, insatisfactoria, decepcionante; desaliento y desengaño.

Es eso lo que ronda por la mente del yo literario en su paso por Sevilla, en el vagón de algún tren, en el jardín de una iglesia, la quietud del reloj, de sus manecillas, Aurora de verdad, la marcha de Livia Schubert...

Son escritos muy breves, fáciles de leer, escritos para saborear, no para devorar, con una influencia indudable del vanguardismo del siglo XX: Mundo cerrado, Entrada en Sevilla, Cita de los tres, Delirios del chopo y el ciprés, Aurora de verdad, Volverla a ver y Livia Schubert, incompleta.

Realmente no podría elegir, pero me encanta el tema del primero, la imagen que da Salinas de Sevilla en el segundo, de sus callejuelas, supongo, por ser yo nativa de esta misma ciudad, el tratamiento del tiempo y el estilo único de sus palabras en el mismo, el hallazgo en Aurora de verdad, el viaje en ascensor en Volverla a ver.

En cuanto a lo que tienen en común cada uno de estos escritos, tal vez lo que más resalte sea la presencia de un personaje y la ausencia de otro (u otra cosa). En todos ellos, intentando reconstruir o inventar a ese ausente, un ausente que ya existe, que difiere y se desvía. He aquí esa influencia vanguardista del cubismo de la que hablamos antes. Dice Guillermo de la Torre que el cubismo es "aquel arte de descomponer y recomponer la realidad". 

No digo ya nada más, e invito a que lean esta obra, no demasiado conocida. Fue más la fama de Salinas la de su poesía, pero no confundamos fama con reconocimiento, calidad o arte. Miremos si no al señor Manuel Machado.

María Domínguez del Castillo